lunes, 2 de noviembre de 2015

No todo lo que brilla es oro

Regreso de viaje… 9 horas… reflexiono sobre las lecciones de segmentación, que felizmente podré implementar en el 2052. 

Trabajo un poco en el avión, duermo, llego a Santiago, duermo más, juego con el bebé… duermo, se hace lunes… voy al trabajo… he acumulado 3 kilos en el viaje... y ni más ni menos que 150 correos entre el avión y la dormidera... Ni uno es spam, ni un chistesito mandado por los amigos... más bien todos son mails de Global o de los clientes, todos entre importantes y urgentes... ¿quién es el masoquista que se inventó esa tonta matriz que tiene casi todo concentrado en sólo dos cuadrantes?

Hablo con mi jefe y resignadísima, arranco de nuevo la búsqueda de un pasante, que en promedio se suele echar 4 semanas. Esta vez hay una chica de Centroamérica, Katia, que me recomiendan más que al Papa.

La reclutadora me dice por teléfono que es un perfil excelente. La oigo demasiado enfática, tan entusiasta que sube dos octavas el tono de la voz. Yo olfateo sobreventa, pero bueh… no tengo muchas más opciones dada la época del año. Enero es fatal en el Cono Sur... toda la ciudad duerme con el sopor del verano... toda menos yo y mi lista de un millón de pendientes. 

Torciendo un poco el gesto le doy vuelta a la página –espiritualmente- pero también al Curriculum que acabo de imprimir...un resumen escuetísimo, tal vez demasiado, de una chica con pose de selfie que es Cum Laude de una universidad  que nunca he oído pero ¡vamos! Cum Laude es Cum Laude acá y en la China, ¿no? 

Sigo escarbando en el CV… Acá en la hoja lo que encuentro es una pasantía chica en un parque temático famoso, Customer Service... esa palabra puede ir desde la jefatura de reclamos hasta la venta de boletos en taquilla, ¿qué será??? Luego un trabajillo como editora de Redes Sociales… OMG... le tengo pánico a los nuevos Community Managers... no mucho más y un formato medio caótico en el documento, que trato de ignorar a sabiendas de su juventud, ¿no?

…NO, fuck, no. Me rasco la cabeza repasando por ambos lados esa hoja… 24 años, casi 25... A esa edad yo ya terminaba mi postgrado y llevaba 2 años trabajando en una transnacional... todo fuese por poderme pagar la rumba -primero- y luego el Corolla -segundo- y luego la independencia -tercero-. Eso que hace el primer sueldo que es más adictivo que la heroína... comprar tu libertad económica.

Me muerdo el labio con remordimiento; porque admito que tal vez la comparación es odiosa y me sesga… en fin, entrevistémosla a ver si mejora la cosa...

Confía en tu instinto, si te dice que no, ¡es no!


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